Cuando aún me creía publicista y no dueña de la tienda mas bonita del mundo mundial, mi anuncio preferido era uno de una madre que se tiraba una noche en vela cosiendole un disfraz de Castor a su hijo porque el niño se lo había pedido. Aquí tenéis el link. ¡¡Es la caña!!
Yo sería de esas madres que disfrutarían haciéndole el disfraz más molón a mi hijo, pero es verdad que la falta de tiempo y la presión del último momento a la que no alcanza nuestra imaginación terminarían en: “Elige un disfraz del Carrefour niño que nos vamos y mañana tienes que ir disfrazado al colé” … El niño elige Bob Esponja, tu agachas la cabeza y al cajero a pagar.
Para que eso no pase, os enseñamos hoy algunas propuestas para quitarse el sombrero y con cosas que andan por casa. No dan mucho miedo, pero si alguno de estos niños (o perro) pegan a la puerta y gritan “Truco o trato” yo le daría el bote entero de caramelos.

 

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